RECIBEN CON CÁLIDA Y EMOTIVA BIENVENIDA A REBECA VALENZUELA MEDALLISTA PARALÍMPICA

Tal y como tomó la segunda medalla en Juegos Paralímpicos, con la sonrisa a flor de piel y la emoción a tope, la para-atleta sonorense Rebeca Valenzuela acogió el recibimiento que le dieron en Sonora, después de su proeza en Tokio 2020.

La medallista arribó al aeropuerto Ignacio L. Pesqueira de Hermosillo al lado de su equipo completo de trabajo, el entrenador de origen cubano, Raidel Lázaro Mantillas y el fisiatra sonorense Edgardo Ballesteros, donde la esperaban familiares, amigos y autoridades deportivas; así como un mariachi entonando las notas de “Sonora Querida”.

Mientras la música seguía de fondo y enseguida empezaron los abrazos, felicitaciones y no podían faltar los detalles, uno de ellos fue un ramo de flores que le entregó el director de la Comisión del Deporte del Estado de Sonora (Codeson) Gabriel Tapia Montiel, como muestra de cariño y reconocimiento.

“Es una muestra de aprecio muy grande, me siento más nerviosa que en la competencia (risas), estoy muy contenta y agradecida, ya quería volver… me eché un mes fuera de casa y pues me urgía estar con mi gente”, fueron las primeras palabras de la medallista paralímpica en su bienvenida a suelo sonorense.

El pasado jueves 2 de septiembre, la lanzadora de para-atletismo de la categoría de Ciegos y Débiles Visuales logró conquistar la medalla de bronce en impulso de bala F12, con un disparo de 13.72 metros -en su cuarto intento- para emular la presea que consiguió hace cinco años en Río 2016.

“Estuvimos 17 meses de fuera de competencia (por la pandemia), representó un reto grande, no fueron cuatro sino cinco años (del ciclo), veníamos sin expectativas porque muchas competidoras estaban sin marcas desde el 2019 y eso nos tenía con un poco de incertidumbre”, indicó.

Para adornar su actuación, impuso un nuevo récord personal y de paso continental, sacando la casta para apoderarse del tercer lugar y la presea de bronce, sobreponiéndose a la lluvia que fue un enemigo no esperado para todas las lanzadoras.

“La verdad estaba como en un momento de rivalidad por el tercer lugar (con la griega Manolis Stefanoudakis que finalizó cuarta), concentrada en lanzar más sin buscar un récord, sólo quería la medalla, cuando lancé lo metí (los 13.72) y, a partir de ahí, tuve más seguridad en el control del círculo”, agregó

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