Al acercarse la temporada de cosecha del cultivo de trigo en el Valle del Yaqui, el Director de Gestión Ambiental para el Desarrollo Sustentable, Heliodoro Encinas Navarro, exhortó a los productores del Valle del Yaqui a no quemar gavilla, sino establecer mejores prácticas que permitan mayor conservación y protección del medio ambiente.
“Estamos seguros de que el compromiso de los productores ha ido aumentando año con año, porque lo hemos visto, ha ido a la baja esa práctica y estamos seguros que es por la conciencia que han ido formando en su gremio”, manifestó.
Señaló que desde el inicio de la actual administración el año pasado, sólo se reportaron siete predios quemados en una mínima extensión, cuatro de ellos fueron accidentales y los que fueron provocados recibieron la sanción correspondiente, lo que refleja que esta práctica ha ido a la baja en los últimos años.
A fin de contrarrestar el riesgo para la salud de los cajemenses, así como los problemas ambientales, Encinas Navarro hizo el llamado a los agricultores del Valle del Yaqui para evitar la quema de gavilla a cielo abierto durante el presente ciclo, la cual está prohibida en el reglamento ambiental en materia de ecología, de lo contrario, podrían ser acreedores a un multa de mil 618 pesos por hectárea de cultivo.
El investigador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Jesús Enrique Mendoza Lugo, afirmó que ya existen soluciones agronómicas para sembrar sobre los residuos de cosecha sin ningún problema utilizando las sembradoras adecuadas, por lo que realizó una invitación para que el agricultor incorpore técnicas de manejo sostenible de suelos.
Juan Manuel Cortés Jiménez, investigador del Instituto Nacional de Investigación Forestales Agrícolas y Pecuario (INIFAP), también llama a evitar la quema de gavilla, pues ocasiona daños a la salud, deteriora la fertilidad del suelo y reduce el rendimiento en los cultivos.
Dijo que al quemar gavilla, posiblemente los daños no se manifiesten de manera notoria en el primer año, sin embargo, dentro de tres años en adelante será evidente una reducción en el rendimiento de más una tonelada por hectárea en el caso del trigo, por ejemplo.
Si bien los productores que optan por quemar los residuos se pueden ahorrar un rastreo que cuesta 400 pesos por hectárea, al quemar los residuos se pierden a la atmósfera 60 unidades de nitrógeno que tienen un costo de 950 a mil pesos por hectárea, lo que representa mayor pérdida económica para ellos, señaló.
No obstante, el especialista en suelos destacó que uno de los impactos más graves que se deben considerar al realizar estas prácticas son los problemas generados a la salud, ya que pueden ser irreversibles, así como las repercusiones globales ocasionadas por la contaminación.
De igual manera, los productores agrícolas, Manuel López de Lara y Jorge Humberto Castro Campoy, invitaron a sus compañeros de gremio a buscar nuevas y mejores prácticas, como lo es la labranza de conservación, la cual permite reincorporar la paja de trigo a la tierra de cultivo evitando el daño ecológico y de salud en el Valle del Yaqui.
El director de Salud Municipal, Aquiles Mejía Díaz informó que la quema de gavilla genera humo, gases y polvo y al mismo tiempo aumenta la temperatura, lo que provoca daños a la salud, como afectaciones en vías respiratorias, alergias y conjuntivitis, por ello reiteró la importancia de concientizar a quienes realizan esta práctica para evitar llevarla a cabo.