Por Octavio Almada
Lo ajeno. Lo que no es propio. Lo otro, lo de los demás. Nos ponemos filosóficos pero hay que repasar y repensar a lo ajeno. Pensar derecho en lo ajeno y pensar en su derecho.
Las víctimas del sistema de desigualdad, son, por supuesto, los menos favorecidos o sobre los que recae con peso total las exigencias del sistema de desigualdad. Son los que el sistema de concentración de riqueza dicta: quítale a muchos para dárselo a pocos. Ellos son lo ajeno por excelencia. Los otros, los que están viviendo el sistema de injusticias.
Por supuesto que en este mundo primero es uno y después los demás. Primero lo propio y hasta después lo ajeno. Primero mi derecho y al último el derecho de los demás. Esto es precisamente lo contrario de la ética. También lo contrario de muchas religiones en sus dogmas de comportamiento. Pensar en los demás.
México es, todavía, el país de en el cual podemos ver con singular contundencia el estado del derecho ajeno pero el de los ricos, aquellos que la Biblia los compara con el tamaño de los camellos. “Así como un camello no pasa por el ojo de una aguja, un rico no pasará al reino de los cielos”. Tal sentencia en el libro por excelencia es digna de reflexionarse. ¿Porqué?
Porque desde la antigüedad se sabe que toda riqueza es riqueza generada por injusticia, por trampa, por corrupción. Nos acercamos al discurso presidencial, ¿verdad? Y los ricos han sabido instalarse a lo largo de la historia ahí en donde las leyes se hacen: Se llama estado de Derecho y entonces hacen legal su derecho a hacer dineros según sus intereses. Es su derecho, dicen. Es su derecho que la riqueza se haga según sus deseos. Y si no, pues no hay paz. Finalmente lo han conseguido en toda la historia de la civilización y se han instalado en un lugar de excelencia: el sistema bancario. En otros términos la usura.
Se puede acabar con ella? Se puede controlar el sistema bancario desde algún lugar, por ejemplo la Presidencia? Se podría pero los banqueros reclamarían su derecho a la usura. Porque estamos en un mundo de mercado, de las libertades del mercado. Si el Presidente hubiera dado un manotazo en este rudísimo sistema económico a la banca, todo el sistema, nacional e internacional de poderes económicos pondría a operar su maquinaria desestabilizadora de sistemas políticos, porque la usura nadie la toca. Es nuestro derecho dirían los banqueros. Por eso mostraron un poco lo que pueden hacer cuando el Senador Monreal propuso acabar con las injustas comisiones bancarias en México. Se le vino encima el sistema financiero.
Por eso se entienden bien los pasos de López, parafraseando al escritos mexicano Ibarguengoitia. Los pasos del Presidente deben tener una cautela clínica, milimétrica y andar entre suelo minado. Todos sabemos que el preferiría cambios radicales, revolucionarios y muchos estarían gozosos pero el conflicto desestabilizador aplastaría a la transición. Esto tiene que quedar claro. Si los pasos de AMLO son radicales, los señores del derecho propio, se rebelarían para recuperar su estado de Derecho.
Por ello hay que considerar la mesura tensa, el arte de la prudencia que AMLO practica. Los actos del viernes anterior lo dejan ver bien.
No es que haya perdonado el crimen del FOBAPROA, es que AMLO prefiere construir la primera transición a la democracia con cimientos sobre los que las generaciones políticas futuras instalarán las instituciones del México post-transición.
Veamos, el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a la banca privada que opera en el país a ofrecer mejores productos a sus clientes y, como compromiso de su gobierno, ofreció “piso parejo” para todas las instituciones de crédito, que no haya bancos favoritos, que no se fomente el monopolio” de la actividad financiera. Y sentenció para que escuchen propios y ajenos delineando la estrategia: “en su gobierno no va a promover ninguna ley que regule y fije porcentajes al cobro de comisiones a los clientes de los bancos.
Peroooo dejó ir un aviso de verdadera competencia que supondría afectar ciertos procesos de la usura: “Puede atenderse la demanda de disminución de comisiones no con leyes ni regulación. “Que los bancos se regulen con los bancos, con un elemento que es claro para el buen manejo de la economía: la competencia. Que antes de pensar en regular, se intente mejorar las condiciones para la competencia”, planteó, tal como lo había hecho por la mañana en su conferencia de prensa.
Veamos como reacciona la usura legal con esta convocatoria: Basta un banco que baje comisiones para que una inmensa masa de usuarios de la banca emigre con él. Esta es una jugada fina que somete al sistema bancario que es un producto del mercado a sus propias leyes de la llamada competitividad.
Usura, Fobaproa, corrupción, ausencia de créditos populares, cobros injustificados, entre otras muchas cosas. La banca en México: Utilidades bancarias en 2017: 135 mil 735 millones de pesos, cantidad que superó en 28.8 por ciento a las que generaron en 2016. En 2018 hasta noviembre casi 140 mil millones de pesos. Son poderosísimos, sí. Tóqueles sus ganacias, ¡no! Prefieren no entrar al reino de los cielos.
Por ello hay que celebrar la prudencia presidencial ante el bosque de caza de los fifiés. La transición es la prioridad.
“La prudencia en el corazón de un noble, es sinónimo de un noble estadista “ Octavio Almada
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