El Cobanaro Por Octavio Almada Palafox
Estamos en tiempos en donde verdaderamente nos estamos librando de las hipocresías. La mayoría de los agentes políticos y económicos están mostrando su verdadera cara y su verdadero interés. Están dejando atrás, también gracias a que a la gente no se le puede engañar más, sus discursos cursis de nacionalismo y ya se ve que el dinero, la ganancia es su verdadero motivo de vida. Ya nos queda claro que las mentalidades conservadoras pretenden preservar el nicho suntuario, permisivo y concesivo que los gobiernos anteriores mantenían para los grupos poderosos. La corrupción era pues la electricidad que movía el gran espectáculo del sistema económico. Ojalá que la energía mediática del gobierno concentre esfuerzos en difundir esta realidad. Y esto para que se comprenda bien lo que se tiene que hacer para desterrar esa estructura de tumores. Eso merece un tratamiento de largo plazo entre cirugías mayores, una nueva forma de entender el sentido del estado y una larguísima terapia psicológica para quienes ejerzan los cargos públicos. Es necesario que el gobierno dé lecciones ejemplares de sanciones a quienes cometan, aún advertidos con una pena de delito grave, actos de corrupción.
Pues bien, el titular del gobierno federal ha presentado ya el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. Me gustaría intentar una especie de escenario en donde este Plan se presentará y el campo de tensiones que tratará de generar, de modificar y de desterrar. Sí, el PND19.24 será una guerra total precisamente porque se esforzará en romper paradigmas, conceptualizaciones, flujos de recursos prescritos. Los anteriores Planes Nacionales eran una maquinaria para crear, mantener y profundizar la desigualdad. Muchos de ellos no cumplieron sus objetivos pues eran meramente discursos para cumplir con los trámites. Y esos mismos planes eran una mascarada, una retórica infame de burdas espectacularidades. Nos deben un estudio sesudo sobre las distancias entre lo planeado y lo hecho en México pero de entrada sabemos que los Planes se quedaban en miles de toneladas de papel y que los analistas nunca elaboraron un documento crítico para desnudar la verdad planificadora. Pero que creen, ahora sí habrá una batería de analistas que vigilarán cada proyecto con lupa de amplificación y parte de la clase mediática que fue lesionada en sus multimillonarias dotaciones se aplicará con singular dolo a marcar lo que nunca marcaron.
Pues bien, la guerra que viene está cifrada en este Plan 19.24. Los adversarios que vivieron en forma parasitaria y acomodacticia ante los presupuestos pondrán el grito en el cielo en primera instancia por hallarse expulsados del reino presupuestal. Nada les gustará y pondrán en activo su plan alternativo de Nación de la comunidad conservadora. Ante ese escenario las estrategias de gobierno deberán tener filo y contundencia para sostenerse, profundizarse y verse acompañados de un discurso de apego popular.
La tarea es colosal porque es el primer PND que se hace bajo imperativos sociales, bajo criterios de cimentar la transición a la democracia, bajo la urgencia de atender ahora sí la inseguridad. Tal vez el PND del expresidente Lázaro Cárdenas tenga semejanzas pero a partir de ahí se apuntaló la desigualdad social y la concentración de la riqueza que llevó a al país a la catástrofe actual. Veremos cómo se agudizan los ataques en todos los sentidos porque ahora si viene la definición real de este gobierno y su apuesta histórica y de justicia. Y el país tiene que hacer su sentimiento real, elegir su bando y estar con la transición o contra de ella. Todo lo que pretenda frenarla tendrá el interés de descarrilar lo que es eminentemente claro en la vida nacional, salir de un régimen de depredadores y entrar a un régimen de construcción social. Este Plan es histórico y por lo tanto será abrumadoramente atacado. El Gran Propósito, como dice en sus páginas es que “en el último año del presente sexenio, el país habrá llevado a cabo lo sustancial de su cuarta transformación histórica, tanto en el ámbito económico, social y político, como en el de la ética para la convivencia: se habrá consumado la revolución de las conciencias y la aplicación de sus principios –honradez, respeto a la legalidad y a la veracidad, solidaridad con los semejantes, preservación de la paz– será la principal garantía para impedir un retorno de la corrupción, la simulación, la opresión, la discriminación y el predomino del lucro sobre la dignidad.
Súmemonos a la batalla para las definiciones claras y sustantivas. Este Plan Nacional puede parecer un documento oficial pero es un auténtico llamado a la actividad política, a la defensa de soberanía y recursos naturales. Este Plan será parte de sus vidas. Es una ruptura cultural, social y económica con el régimen que hundió a millones de mexicanos. Tómelo así porque así será. De ese tamaño.
“El mejor plan es el que pueblo venía clamando 18 años atrás “ Octavio Almada
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