El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la ceremonia de bienvenida a Palacio Nacional a su homólogo de Estados Unidos de América, Joseph Biden, que realiza su visita oficial a México con motivo de la X Cumbre de Líderes de América del Norte.
Durante la ceremonia de bienvenida en el Patio de Honor, se entonaron los himnos oficiales de las dos naciones.
A 200 años de relación bilateral de cooperación y amistad de México-Estados Unidos, las doctoras Beatriz Gutiérrez Müller y Jill Biden ofrecieron un mensaje conjunto como muestra de hermandad y valores compartidos entre ambas naciones:
1. Creemos que la libertad de fe, de expresión y de prensa son la base de la democracia, y que la voz del pueblo es poderosa. Por estas razones, nos mantenemos cerca de la más alta ética que nos guía, el respeto a la ley y las costumbres y tradiciones de los pueblos de hoy, así como de los pueblos ancestrales y originarios.
2. Creemos que la educación universal es esencial para una sociedad justa y productiva. La educación forma comunidad. Sin educación es imposible imaginar un mundo mejor, con principios éticos, con igualdad de oportunidades y con contribuciones a las artes, las ciencias y la tecnología.
3. Creemos que la familia nos completa. Que estos vínculos, ya sean forjados o encontrados, creados por elección o casualidad, nos dan refugio de las penas de la vida, fortaleza para las pruebas que enfrentamos y un hogar que nunca se nos puede quitar. La familia es la principal institución de seguridad social.
4. Creemos que la pobreza no está destinada por Dios, sino que es un producto de la desigualdad. Sabemos que los pobres merecen vivir mejor y estamos trabajando con mucha compasión y empeño todos los días para mejorar la vida de todos.
5. Creemos en el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Rechazamos todas las formas de xenofobia, racismo, discriminación y clasismo, y nos atrevemos a soñar con un tiempo en el que todos seamos iguales y libres.
6. Creemos que el amor es el motor que nos mantiene unidos. El amor nos hace flexibles y resistentes, ayudándonos a ser más que nosotros mismos. Nos enseña a protegernos, proveernos, cuidarnos unos a otros y dar nuestros corazones por completo, sin importar el costo. Nos empuja a luchar por la justicia y las oportunidades en estos países que llamamos hogar. Nos hace audaces y valientes para que podamos construir un mundo diverso mejor para las generaciones venideras.