Fue el 14 de Octubre de 1929 cuando falleció el pequeño Alejandro Zaragoza, con tan solo 3 años de edad, murió en una época en la que murieron cientos de menores entre 2 y tres años de edad a causa de la fiebre amarilla; pero Alejandro, ha trascendido a través del tiempo.
Sus restos yacen en el panteón de Guadalupe mejor conocido como panteón viejo en el municipio de Cajeme; su lápida, es una réplica exacta de una fotografía que le fue tomada en vida, y el tamaño, según cuentan, es de la misma estatura que Alejandro tenía cuando falleció.
Es conocido como “el niño milagroso”, su tumba, se encuentra llena de ofrendas y regalos que le han dado, como agradecimiento por los favores concedidos, así lo dio a conocer Raymundo quien es velador del Panteón.
“Yo lo que le puedo decir es que sí, me consta que hace milagros, porque a mí me ha hecho milagritos, es muy conocido, yo antes no lo conocía porque no sabía de él, hasta ahora que entré a trabajar me contaban que el niño que los milagros que esto y lo otro, y yo no lo creía hasta ese día que me hizo el milagro a mi si creí en él, la mera verdad que sí. Le tengo mucha fe, entonces yo mi consejo para la gente que no lo conoce o que ya lo conoce que le quiera pedir algún milagro que se lo pida con mucha fe y que se lo digan con mucha devoción porque si los escucha el niño”.
Personas de otras ciudades, e incluso estados, vienen a visitar al niño milagroso en busca de un milagro. Para algunos ver la tumba parece aterrador, pues pareciera que los ojos del monumento, te miran, en la posición en la que te encuentres.
“Todos los días viene gente, y cuando es día del niño o Navidad viene gente y le traen mucho regalos, son gentes que yo creo que le tienen mucha fe al niño, por algo vienen a veces de lejos a visitarlo”/”Hace poco vino una señora y una muchacha del fuerte Sinaloa, le trajeron pero costales de pelotas y carritos buenos, y le dije no van a durar esos carritos oiga, pero dice yo se los traigo con todo mi corazón con toda la fe, ya si la gente hace eso, ya es cosa de ellos”.
La tumba del niño milagroso luce llena de juguetes, sobre todo en vísperas del día de muertos y día del niño, e incluso, le pusieron un tejaban para que según los creyentes, no sufra calor, algunos afirman que sienten compasión y tristeza por él, ya que de sus familiares, nunca se supo nada. Lo cierto es que para quienes le tienen fe, Alejandro Zaragoza sigue haciendo milagros.
Para éxodo radio, Columba Chávez