Apenas entrar, se respira el olor a tiendita de antaño y de los muebles que resguardan la mercancía de Abarrotes Montana, una tiendita que desde 1989 sigue más que bien parada en la colonia Benito Juárez de ciudad Obregón.
Al cruzar la puerta, el cliente es recibido por un mostrador de madera, repisas y anaqueles desgastados por el tiempo, que ahora resguardan productos de limpieza y los chuches de todas las tiendas: frituras, galletas, dulces y productos básicos del hogar.
“Nació en 1989, yo tenía algunas deudas en algunas partes, no me alcanzaba el dinero entonces primeramente lo puso el abarrote un hermano mío, el me ofreció traspasármelo, ahí empezamos en el 89”
Humberto Sandoval mejor conocido como “el pichy” y la señora Elsa, son los encargados de este abarrotes, ubicado en la calle General Cárdenas y Ejido, al que lo nombraron de una forma muy particular.
“En las fechas esas en que yo puse el abarrotes, andaba muy de moda un jugador de futbol americano que se llama Joe Montana que jugaba con los 49ers de San Francisco, entonces ahí me nació ponerle porque yo miraba mucho el futbol y me gustaba mucho como jugaba el, a raíz de eso yo le puse montana abarrotes le puse”
Como en las tienditas de antaño, aún manejan el crédito a través de carteritas de cartón, lo han llamado “el pichy matico”.
“Es una simple libreta donde apuntamos los nombres de los clientes, y cada uno tiene un número y nos facilita más con el número, este es el pichy matico, le ponemos el nombre de la persona y ella con su tarjetita viene y le damos fiado, nos pagan cada vez que rayan quincenal mensual o semanal”
“Nosotros lo implementamos primeramente para agarrar clientela, se nos facilitaba más y casi todo los que trabajan con un salario al final del día no les alcanza y piden crédito para poder salir con la semana o con la quincena y ya se recuperan cuando rayan”
Explicó que hoy en día es complicado que las tiendas den este tipo de crédito a sus clientes, porque la confianza y los valores han cambiado, sin embargo, sus clientes son fieles desde hace muchos años.
“La desconfianza de la gente de los que vendemos, desconfianza de que no les vayan a pagar, por eso muchas tiendas cuando empiezan dicen no, puro contado desde que abren, y como nosotros empezamos hace muchos años, la gente era muy correcta, muy de palabra, y yo digo que eso es lo que les afecta a los nuevos abarroteros que no dan crédito porque la gente a veces ya no se porta bien como antes”
El abarrotes de Elsa y don Pichy, es una de esas clásicas tienditas de barrio, que todavía, a pesar del tiempo y la modernidad se mantienen vivos, sin respiración artificial, despachando en mostradores de madera y balanzas de antaño.
Para Éxodo radio, Columba Chávez