Esa noche, cuando dejaron a Lorenzo de Monteclaro “abrazado de un poste”… Profe: ¡al grano!, no empieces con tus cápsulas tipo la “Hora Nacional”… ¡Si cierto!… Dijo el “Tachi”… Bueno, dependiendo del momento en que me publiquen, será vísperas o el mero día del Maestro. Personaje que durante años se ha encargado de mejorar a las nuevas generaciones, labor que cada día, se torna difícil… ¡No le saques profe!
¡No te digo!, al primer vendaval quieres abandonar el barco… Más acción y menos verbo. Le comento, estamos festejando a los maestros, ¡pero a los buenos!. No a esos que van pensando camino a la escuela, que algo suceda, y que se suspendan clases. Tampoco a aquellos que se acercan a tratar asuntos de poca relevancia a Dirección, en el tiempo que debe ser ocupado para actividades académicas. No al que pretextando que los alumnos atendidos, ya “no tienen remedio”, se dan por vencidos.
“La culpa es de los padres”; como si nuestro trabajo solo se tratara de “vaciar” conocimiento en la cabeza, tal como dinero, depositado en cuentas. No festejamos a los maestros de cualquier nivel que “sangran” el libro de texto, sin ofrecer otro tipo de opciones en un mundo lleno de información y avances tecnológicos. Todavía recuerdo la preparatoria allá en Huatabampo. Inaguantable como era, -¿¡era!?- le escondí el libro al maestro… Ni para atrás, ni para adelante… Lamentable…
Lo peor del caso, es que todavía lo veo… No festejo al maestro, que arropado en siglas sindicales, busca protección ante la ausencia de compromiso y vocación, ganando dinero espurio, al alejarse sin justificación de las escuelas. Tampoco, al alevoso que se vuelve hipocondríaco asiduo, buscando que le den una incapacidad médica, como forma de darse un “torcido” descanso, sin dejar de percibir sueldo, y los niveles educativos, por el suelo. ¡Nunca lo festejaré!, ¡hoy no es su día, ni ninguno!
Tampoco es día, de maestros que trabajan en instituciones públicas y privadas a la vez, y que en las primeras “ahí no más se la navegan”; en las privadas, son una resurrección de Vasconcelos, dando clases ejemplares, como si en unas acudieran ciudadanos de primera, y en las otras de segunda. En donde más prestaciones, más beneficios de ley tenemos, es en donde menos compromiso hacemos… Nos gustan los malos tratos. En una escuela privada, sales al baño, y el prefecto se dirige a ti, solicitando que no tardes. En una pública, te hacen eso, y olvídate, de acoso laboral no lo bajas. Para qué hablar de las inasistencias, seguro recargamos la mano a las instituciones públicas… No entiendo la razón… Se trata de la misma persona, del mismo profesionista dedicado a la educación… ¿Usted entiende?
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche”… Dijera Pablo Neruda, pero prefiero hablar de las buenas cosas que representa elegir, entregar su tiempo, dedicación a la educación… ¿Visión “romántica”?… ¿Qué dice usted?
Sí, es cierto; en ocasiones parecemos náufragos, sorteando aguas enrarecidas, ante la falta de respaldo de padres de familia que rodean las escuelas, asistiendo únicamente al festejo del día de las madres por ejemplo, o queriendo “tapar el pozo”, cuando ha sucedido algo grave con sus hijos. Pero también hay padres de familia, que merecen todo mi respeto, ya que están atentos en cada momento, acuerpando la actuación del maestro, en un binomio necesario de familia-escuela… ¡Los hay todavía!… Afortunadamente…
Por supuesto que existen maestros que realmente “le hacen honor al uniforme”, que a pesar de los años biológicos y de servicio, asisten a dar lo mejor de sí, “como si fuera el primer día”, antes de que las “nieves de enero” cayeran sobre su extinta cabellera negro azabache, víctima hoy de la tinta. Convivo con ellos en las escuelas, les aprendo, les comprendo…
Claro que hay maestras, maestros comprometidos, preparados, que se “mueren en la raya”, dando lo mejor de sí. A ellos, no se les puede preguntar: aparte de lástima, ¿qué das?… Agrias expresiones maestro… ¡Ya dije!… Son docentes que no caen en el récord de acumular más faltas que Maradona y Pelé en toda su carrera… De esos que a pesar de problemas familiares, personales y profesionales, le entran al ruedo, vestido de luces, como el mejor torero, sin ser invadidos por la pereza, el conformismo, y confort de la plaza.
Si escucha, ve taca-tacas alojados en la casa de un profesor, pregúntese ¿qué festeja?.. Ya le di opciones, finalmente, a usted le pertenece la mejores opiniones…
“Disculpe usted, no quiero molestarle, fue necesario decirle unas palabras”…
¡Sale yoris y yoremes!… ¡Nos vemos!…
GENERALMENTE DE HERMOSILLO.
Prof. Luis Mario Navarro Miranda