La lucha por salir adelante y destacar entre miles de personas, ha permitido a José Andrés Guerra Borbón, de 16 años, vencer cientos de obstáculos y el próximo es el Sarcoma de Ewing, tarea en proceso con el apoyo de especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Sonora.
La enfermedad consiste en un tumor canceroso que afecta extremidades, costilla, columna vertebral y pelvis y que en el joven atleta le llevó a la amputación, de la rodilla para abajo, de su pierna izquierda, situación que no ha significado un impedimento para él.
Tratado desde los siete años por José Benjamín Arroyo Acosta, oncólogo Pediatra dentro del Hospital de Gineco Pediatría (HGP) de Hermosillo, el deportista sabe lo que es vencer adversidades y desafiar los retos que se le han puesto al frente, tanto que en su primera competencia paralímpica nacional competida en Colima el pasado agosto del 2017, obtuvo tres medallas de oro en lanzamiento de jabalina, disco y bala.
“Sería como una puerta abierta para otras personas que no la han vencido, que tengan esa misión de retomar la batalla que dejaron y puedan vencerlo, así lo veo yo”, dijo José Andrés al hablar de estar cerca de vencer esa enfermedad, ya que de cinco, le queda un año de vigilancia para descartar ese mal en su cuerpo.
Aseguró que ahora se siente con mucha libertad para intentar otras cosas, como lo fue con el deporte y con el que ha sacado más provecho a la prótesis que usa, al grado de lograr las tres preseas nacionales en su primer intento bajo la tutela del coach Efraín Mijares y antes, desde el CRIT Sonora con el profesor Carlos Márquez.
El médico del IMSS aseguró que aunque José Andrés ya fue dado de alta, necesita un año más de vigilancia para asegurarse que el cáncer infantil ha desaparecido de su cuerpo y refiere que se trata de un joven súper positivo que siempre ha contado con el apoyo de su mamá Isela Borbón y toda su familia.
“Andrés todo el tiempo ha sido muy maduro, muy inteligente, él es el que siempre nos ha levantado, el que nos da fuerzas, es un motorcito”, dijo su mamá, quien recordó que a los nueve años de edad, cuando tuvo la amputación, él fue muy fuerte y eso le ha permitido no tener topes en su vida.