Las tradiciones festivo–religiosas de venados y pascolas representan una parte fundamental de la cultura y la religiosidad de los pueblos originarios del noroeste de México y suroeste de Estados Unidos, grupos indígenas yaquis, macurawe, tohono o´odham, comcáac, y pimas de Sonora y Chihuahua, así como mayos de Sinaloa.
Por lo que se ha impulsado un encuentro durante los días 18 y 19 de julio en El Fuerte, Sinaloa, con el objetivo de promover políticas y programas de manera conjunta para el fortalecimiento y salvaguardia de estas tradiciones culturales.
“La preservación de los rituales de pascolas y venados en el noroeste de México”, es el título que lleva el encuentro que inició el día de hoy, impulsado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través de sus centros en Sonora, Sinaloa y Chihuahua, así como de la Dirección de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de estos tres estados participantes y el H. Ayuntamiento de El Fuerte, Sinaloa.
Durante dos días en este espacio se compartirán conocimientos y reflexiones que tomarán como base la memoria y las propuestas que los pueblos expresaron en la jornada “El corazón de los venados y la cruz de los pascolas”, realizada en Cócorit, Sonora, durante 2016, a fin de definir y acordar de manera conjunta y respetuosa un programa de salvaguardia de estas tradiciones.
La danza del venado representa un complejo simbólico y ceremonial de profundas raíces históricas, lo mismo entre los pueblos yoreme de Sinaloa, como entre los yoreme mayo y yoeme yaqui de Sonora, estando presente incluso en Arizona y Baja California.
Por su parte, la danza y tradición de los pascolas adquiere distintas expresiones, al ser incorporadas dentro de las ritualidad de pueblos tales como los macurawe y warihó, los o’ob, los comcáac y los o’odham, quienes las integraron en ceremonias como la cava-pizca, el yúmari, la celebración del año nuevo, o las fiestas de San Francisco Xavier en Sonora y en algunas festividades rarámuris de Chihuahua.
Para este 2018, el encuentro ha fijado objetivos específicos para la preservación de estas tradiciones con antepasados yoeme y yoremes, como la valoración actual de estos rituales; compartir propuestas y proyectos que se llevan a cabo desde las distintas instituciones educativas, culturales y gubernamentales en beneficio de las comunidades involucradas, así como integrar finalmente planteamientos para elaborar posteriormente un plan de salvaguardia.