El Cobanaro
Por Octavio Almada Palafox
Escribo esto inmediatamente después de los sucesos dantescos del estallido
del ducto en el Estado de Hidalgo. Vi el video de un huachicolero que graba el
chorro de gasolina brotando del ducto y la gente aledaña recogiendo con lo que
tenía el líquido, algunas prácticamente se bañaban en el flamabe líquido. El
tipo dice “estamos aquí” en tono de superioridad y burla. Después ya sabemos
los sucesos.
Las cifras e imágenes de la inseguridad ya son nauseabundamente normales. La gente ha pasado varias veces por el límite de la desesperación. Eso no puede seguir así. Vemos a una Presidencia alerta, sensible, que crea y aborda contundentemente los temas de su proyecto y los efectos, entregada a generar el cambio desde la administración. El gran escenario de la corrupción estaba intacto hasta noviembre pasado y ahora hay un estratégico y firme paso contra uno sólo de sus temas que está articulado directamente con el crimen organizado, articulación que se comunica con una parte de los protagonistas políticos del régimen anterior.
La dimensión de la batalla, sus teatros de confrontación, va más allá de lo que pensaban los analistas políticos tradicionales, incluso los que manejaban el escenario más negro. El gobierno sí sabe en lo que se metió.
En los entornos mediáticos se manifiesta otro campo de batalla. Pero algo hay que decir de esto. Me refiero al bloque opositor y sus tácticas. Ellos tienen un grave problema. Los adversarios de gobierno tratan de curarse del desastre que ellos mismos propiciaron. Los dos partidos dominantes hasta hace unos meses se entregaron a una suerte de autodestrucción política, además de que en sus responsabilidades de gobierno cultivaron cuidadosamente la catástrofe múltiple que ahora se vive. Es decir, saboteraron su propio sistema y sabotearon el sistema de partidos, aunado al sabotaje a la ciudadanía. Esto tendrá que tener una definición en el código de las patologías psicológicas políticas y es un factor a estudiar porque la adversidad trastornada, al objetivar su autodestrucción en el proceso actual de gobierno, simplemente abona en su contra y pretende crear crisis olvidando a la ciudadanía. Engatusados con el delirio no pueden ver que el enemigo de la oposición son ellos mismos. No descubren que la derrota vino de los ciudadanos. Los discursos afectados y exagerados no nutren al sistema de partidos, simplemente lo debilitan. Esa parece ser la identidad partidaria de los adversarios del régimen. Y hay que reconocer que hay voces opositoras que son escuchadas y con un efecto de corrección.
Veamos entonces: Mientras la inseguridad aún se desarrolla puesto que no se ha dejado desplegar todo el desarrollo de la política de seguridad pública, hay voces contrarias al Proyecto de Guardia Nacional. Son las mismas voces que demandan seguridad y que definen a la Guardia Nacional con la palabra “Guerra”.
Sin embargo el gobierno se mueve, no se detiene un segundo y ya organiza el reclutamiento de integrantes de la Guardia Nacional. Estamos ante una estrategia que emite el mensaje de carácter de no doblegarse. Está construyendo con el presupuesto que se tiene, el recurso humano que se tiene y contra el colosal superdesarrollo de la delincuencia organizada que aún se encuentra coexistiendo en las estructuras de gobierno a donde no han llegado las energías totales del lavado institucional.
La dimensión de los hechos del estallido de Hidalgo es una fatal coincidencia de la corrupción, la inseguridad y la necesidad de estructurar una fuerza policial lo suficientemente sólida para confrontar la subrayada indolencia delincuencial. Estamos en otra etapa en donde la medición de fuerzas pasará ya a otro nivel.
Con una oposición anestesiada en su propia y ciega catástrofe suicida, con una ciudadanía que rápidamente se informa por las redes sociales, con una delincuencia hipertrofiada que ya se puso muy nerviosa, con la irrefrenable persistencia del Jefe del Ejecutivo y su exitosa forma de comunicación (encuestas lo dicen), las batallas por venir serán crudas, penosamente muy crudas. Hay que observar el comportamiento ciudadano que será crucial y que aún no deja ver del todo el potencial mostrado en las urnas.
“ Las batallas con amor son grandes luchas y las grandes luchas son transformaciones “‘Octavio Almada
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