El Cobanaro
Por Octavio Almada Palafox
Hoy un poco de filosofía. Me quiero meter un tanto a esa tendencia irrefrenable que tenemos de interpretarlo todo según nuestras ideas, nuestras formas de haber vivido y de cómo asimilamos nuestra educación. Y esta ocurrencia me vino por el debate que abrió a los analistas de los discursos el Presidente de la República al declarar que la pandemia que está presente en el mundo vino “como anillo al dedo”. El Presidente suele levantar polémica con sus frases que siembra en cada una de sus conferencias o discursos. Este sentido polemizador es un capítulo inédito en la historia de las Presidencias mexicanas porque estábamos acostumbrados, los que ya tenemos nuestros ayeres, a que los presidentes simplemente arrojaran sus discursos a un público que no reaccionaba o que no entendía o que de plano se aburría.
Tecnicismos económicos, palabras y frases de abogados, discursos hechos por personas ajenas, ahora tenemos que el Presidente usa nuestra propia forma de hablar para comunicarnos procesos complejos. Es intencional. Entonces sucede que en una conferencia de prensa el titular del ejecutivo expresó que el tema del anillo al dedo. Queremos, entonces, opinar sobre el asunto porque la prensa resentida, aquella que dejó de percibir millones de pesos, ahora anda muy ofendida y afectada en sus percepciones. ¿Se entiende, verdad? Dejar de depender de sus impuestos y vivir una vida a expensas del erario, los ofende mucho y por ello cada palabra de quien los dejó a su propia responsabilidad de allegarse sus recursos, pues, su encargo es la distorsión.
Pero siguiendo el eje del discurso presidencial que ha logrado no sólo introducir el tema anti neoliberal, sino realmente menguarle sus fibras sensibles con aquello de poner en evidencia las crueldades y abusos sistemáticos de la corrupción, la dispersión de su concentración de riqueza y el retiro de las obras de gobierno de sus contratos truqulentos, entonces podemos entender eso del “anillo al dedo”.
El gobierno de López Obrador ha mostrado inéditas habilidades en eso de hacer política. En una suerte de estrategia que combina elasticidades, juegos de ajedrez, acuerdos, arrincones, carácter y sentido de transición que considera el juego de forcejeo de fuerzas, el desplazamiento de energías colosales e inercias profundas, la idea de anillo al dedo es una muestra de adaptación a los cambios súbitos, a los escenarios imprevistos. Una adaptación que asume los imprevistos y los adapta a su plan de gobierno, sin descuidar el sentido nuclear de “primero los pobres”. Readaptar la estructura de gobierno con las ideas de austeridad, de voluntad moral, de disciplina fiscal con un imprevisto como lo es la pandemia de coronavirus es decir que todos los procesos de la pandemia podrán ser orientados en la idea del gobierno social. Recordemos la inmensa presión que se ejerce desde los grupos de poder para que el país, los países, sobre todos los emergentes y más pobres, adquieran deuda con el Fondo Monetario Internacional que no es más que un llamado a alinearse a la rapiña financiera de aprovecharse de los desastres masivos.
Veamos el caso de El Salvador que una vez adquirida una deuda de 400 millones de dólares recibió “recomendaciones” para llevar a cabo un ajuste fiscal (mediante aumento y creación de impuestos) a partir del próximo año y a las que el Ministerio de Hacienda de ese país, se ha comprometido cumplir. Claro, ese dinero lo pagará la gente salvadoreña. El FMI gana con la desgracia ajena. Los costes del capitalismo, el neoliberalismo que empobreció a cientos de países, y que ahora “presta” a los mismos que la economía de mercado empobreció.
Pues el Presidente Obrador se lanzó a otra vuelta de tuerca para mostrar al mundo que las maniobras de un gobierno de mentalidad social pueden ser diferentes. Su marca anti neoliberal va en la estrategia que afinó con un decreto que sorprendió a todos no sin antes mostrar la confianza internacional en los mercados con una emisión de bonos de 6.000 millones en condiciones favorables.
Veamos el decreto que sigue estas líneas: Primero los pobres, austeridad y disciplina, reorientar el gasto:
El primer punto destaca que ningún trabajador será despedido, pero no habrá incremento de personal. Se reducirá el salario de los altos funcionarios públicos “de forma voluntaria” hasta en 25 por ciento de manera progresiva; es decir, el que obtenga más ingresos aportará más y será menos el descuento para niveles inferiores. Los altos funcionarios públicos no tendrán aguinaldos ni ninguna otra prestación de fin de año. El concepto de alto funcionario aplica de subdirector hasta presidente de la República.
El segundo indica que no se ejercerá 75 por ciento del presupuesto disponible de las partidas de servicios generales y materiales y suministros, incluido lo comprometido; además que se cancelarán 10 subsecretarías; sin embargo, los trabajadores de éstas mantendrán el empleo con el mismo rango y los mismos ingresos.
El tercer apartado establece que se extenderá hasta el 1 de agosto la suspensión de labores con goce de sueldo a quienes ya se encuentran en esta situación debido a la pandemia del coronavirus.
El punto cuatro especifica que deberá permanecer cerrada la mitad de las oficinas, con excepción de las que atiendan de manera directa al público y a aquellas que se consideren esenciales para el beneficio de la gente. “En este periodo se hará un esfuerzo de reubicación de servidores públicos en función de lo prioritario para dejar de rentar edificios, vehículos, bodegas e inmuebles, entre otros ahorros”.
El punto cinco define que protegerán los programas y proyectos prioritarios como son la pensión para el Bienestar a adultos mayores, pensión para personas con discapacidad, sembrando vida, programa de apoyo de niñas, niños e hijos de madres trabajadoras, becas para el Bienestar Benito Juárez. Además, se mantendrá la construcción de 100 universidades públicas, la escuela es nuestra, el apoyo a los programas Jóvenes Construyendo el Futuro, Tandas para el Bienestar; continuará la edificación del Banco del Bienestar, se garantizará la atención médica y los medicamentos gratuitos, entre otros.
También se mantendrán los recursos para la Guardia Nacional, el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, la rehabilitación de las seis refinerías existentes y la construcción de la de Dos Bocas; se mantienen los presupuestos para la modernización de plantas e hidroeléctricas, el mantenimiento y conservación de carreteras, caminos de mano de obra, caminos rurales, carreteras en proceso de construcción, el sistema aeroportuario de la Ciudad de México, terminación del Tren Interurbano México-Toluca, Tren Maya, Tren de Guadalajara, Internet para todos, desarrollo del Istmo de Tehuantepec, zona libre de la frontera norte, y el espacio cultural de Los Pinos y Bosque de Chapultepec.
Será la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) la que dispondrá de los recursos para cumplir con las participaciones federales en los estados, además de garantizar el pago de nómina, de pensiones y la amortización y servicio de la deuda pública, y se señala que no se podrá utilizar sin autorización de SHCP recursos de fondos o fideicomisos creados por acuerdo o decreto del Poder Ejecutivo.
El punto siete refiere que las secretarías de Salud, de la Defensa Nacional y de Marina Armada de México, así como la Guardia Nacional, tendrán un trato excepcional. Mientras que el ocho se asegura que la Ley de Austeridad Republicana se aplicará de manera rigurosa.
Con estas medidas, el Gobierno de México prevé que se aumente el presupuesto en 622 mil 556 millones de pesos, que ayudarán a mantener los programas sociales, entregar 3 millones de créditos y la generación de 2 millones de nuevos empleos como se indica en el punto nueve.
El decreto presidencial, hará posible proteger a 25 millones de familias mexicanas, a 70 por ciento de los hogares del país, donde habitan los más pobres y la mayoría de los integrantes de las clases medias del país. Todo ello sin aumentar el precio de los combustibles, sin aumentar impuestos o crear nuevos y sin endeudar al país, pues se pretende demostrar que existe una forma diferente de enfrentar la crisis.
“Anillo al dedo, para la gente humilde desde el 1 de julio del 2018” Octavio Almada
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