CONSTRUCCIÓN DE LA NUEVA POLÍTICA

El Cobanaro 

Por Octavio Almada Palafox 

El inmenso fenómeno político que representa el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República representa una conjunción de fenómenos sociales, de energías colectivas, de emociones masivas, de plataformas de expresión que liberan los campos de comunicación de los antiguos controles políticos de la información. 

Esto tiene eminentemente pros y contras, pero también presenta varios dilemas que aún son confusos y efervescentes en la atmósfera del fenómeno comunicativo. Esta ebullición que está aparentemente manifestando un caos y un desorden no es más que el germen de la nueva política en nuestro país. Están disolviéndose los paradigmas sociales de los contenedores de la información y esto genera crisis saludables en el campo del poder político, del poder social y del poder de los medios de comunicación que estaban amarrados por decirlo así a un concepto.

Si bien es cierto que el cambio que vivimos en nuestro país se debe a un conjunto de convergencias de procesos individuales y sociales, tenemos que considerar que el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador que va desde un lugar en Tabasco hasta ser Presidente de la República es uno de los factores de la construcción de una realidad divergente. 

Estamos viviendo y participando en la construcción de una política inusual, diferente, emergente y altamente saludable.

Es cierto que la oposición ofrece una actitud suicida que no ha sabido despejar la incógnita de su estrategia, siendo ellos mismos actores y creadores de la situación que hoy se encuentra en crisis y que ahora se han identificado con ser una traba, un obstáculo, una tara de la energía social. Es cierto que no ha aprendido a visualizar que se encuentran en una condición inédita y eso la tiene en una suerte de berrinche mal actuado. Ojalá encuentre su lugar propicio para que la sociedad que se ilustra rápidamente lo identifique con un constructor porque se requieren oposiciones racionales que vean en la comunicación su fuente de sobrevivencia.

La construcción de la nueva política, entonces, está siendo eficientemente lidereada por un visionario de la comunicación social que está imponiendo pautas en la conectividad entre el poder político y la emergencia de la energía social, pautas en la apertura de la participación ciudadana, pautas en la pedagogía política, pautas en el manejo de imagen presidencial, de imaginarios colectivos, pautas de análisis, de los procesos periodísticos, de análisis y de creación de canales comunicativos. Esto revolucionará la historia de la mentalidad mexicana, de las mentalidades colectivas nacionales sin dejar de lado las saludables crisis que se detonarán en toda la estructura de gobierno y de estado. Eso tiene que suceder y se suma a los requerimientos de la gobernabilidad. No sólo se tiene que gobernar la exterioridad social, toda, la interna y externa. Gobernar la transición del Estado, de la actividad del propio gobierno y también gobernar las crisis de la propia comunicación social.

La dimensión de lo que está sucediendo en nuestro país es colosal y presenta sus riesgos como lo que vemos ahora en el tema de la deconstrucción de la corrupción y los efectos reales en el campo de la energía, en este caso el combustible de la movilidad colectiva. 

La nueva política es un salto en la racionalidad nacional, es una exigencia de una lógica que se antoja incluso extraña a la lógica de los poderes tradicionales y autócratas del pasado anterior inmediato. Hay mucha tarea por delante, estamos en una mezcla de vulnerabilidad y arrojo; de inercias y temeridades; de voluntades de salud y voluntades de miedo conservador. Ante un poder político que aún tiene su presencia y un poder empresarial que no sabe ser austero, que no sabe conceptualizar las necesidades sociales y ni las propias, que no sabe de moderaciones, de justicias, viene ahora un poder político que exige comportamientos tan simples pero tan difíciles de hacer entender como son el negocio honesto, la transparencia, el trabajo justamente remunerado y la ganancia justamente adquirida, la relación inteligente con el medio ambiente y las regulaciones necesarias. Esto parece sencillo, no lo es. No lo es.  


“El cambio dentro del cambio es la congruencia “ Octavio Almada

@octavioalmada1

@ElCobanaro

Deja un comentario