LA HISTORIA DEL TRATADO COMERCIAL. Y LO VOLVIÓ A HACER EL PRESIDENTE.

El Cobanaro

Por Octavio Almada Palafox 

Esta es otra historia que quedará para el estudio de los procesos de gobernabilidad contemporáneos. Está inscrita en una red internacional de tensiones peculiares en la que se están dando cambios espectaculares. Es una historia de un destino muy manifiesto en cuanto a su poco margen de maniobra. ¿Porqué es tan compleja? 

El TECMEC anida en un constante conflicto internacional entre potencias donde China, Rusia, Estados Unidos luchan por dominar el tablero de ajedrez mundial. Estados Unidos se encuentra en vísperas electorales y con el tema del juicio a su presidente que podría ser retirado de su cargo. América Latina hierve en definiciones claramente ideológicas entre derechas e izquierdas. México, si quiere lograr cierta condición de estabilidad, tiene que seguir los procesos del mercado mundial que determina su equilibrio en las condiciones económicas del capital. México está en una declarada y franca transición que no pretende reventar el proceso capitalista pero sí desprenderle su condición caníbal, la corrupción, la impunidad y otra distribución de la riqueza. El Presidente de nuestro país, tiene uno de los caminos más estrechos para conducir su gran nave y por ello su táctica inicial es crear una legitimidad asombrosa al enfrascarse contra los grupos de poder corruptos, sus ignorantes maneras jerárquicas y discriminatorias. México está en efervescencia por definir con claridad sus tensiones. Hay una real lucha de clases desde hace muchas décadas pero ahora se define con claridad quienes están de cada lado. En este panorama, el presidente López Obrador da una cátedra de paciencia, de manejo de expectativas, de tanteos con los medios, de administración de jugadas políticas. Muchos auguraban, y se sobaban las manos para que el desenlace de esta historia fuera un fracaso. AMLO manejó con su equipo lo visible e invisible de los acuerdos. La historia del Tratado Comercial entre Cánada.EU y México.

Y tenemos en puerta ya, la delineación del Tratado Comercial que será un suelo pedregoso, sí, pero suelo de cierta estabilidad para que los tiburones de mercado para que la transición pueda deslizarse con cierta seguridad. 

Son históricas las palabras del Representante Comercial de los Estados Unidos Robert Lighthizer en la firma del T-MEC en la firma del protocolo: Usted presidente “tomó el camino difícil, el camino de lo que era lo mejor para América del Norte y para México. Usted nunca se involucró políticamente en esto cuando era candidato, con respecto a esta negociación. Fue algo muy impresionante, que todos nosotros vimos. Y cuando llegó a ser presidente electo, usted eligió a mi buen amigo Jesús Seade. Usted no lo seleccionó porque era mi gran amigo, aunque sí lo era. Usted dijo que vendría aquí para integrarse en una negociación en curso, que involucra 1.4 billones de dólares. Creo que el hecho de que lo haya hecho es algo histórico y dice mucho sobre usted. Así que estar aquí sentado, pensando en cuán importante es este acuerdo y lo que usted hizo personalmente, es grandioso. Sólo quería que usted lo supiera.

Un representante comercial estadounidense difundiendo elogios de política exterior que hace mucho no se veían en el escenario internacional. 

Y Faltaba el Senado mexicano en un cierre de alta tensión. La ratificación sustituirá al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor el 1 de enero de 1994. Veamos los beneficios principales: El dictamen avalado señala que el T-MEC fortalece la competitividad de México como plataforma de producción y exportación. Promueve una mayor participación de más industrias y empresas del país en las cadenas globales de valor y fortalece la proveeduría regional.

Mantiene el libre comercio para todos los bienes originarios de la región, por lo que las exportaciones mexicanas de este tipo seguirán gozando del acceso preferencial y continuarán exentas del pago de arancel en los mercados estadounidense y canadiense.

El Tratado preserva el compromiso de no aplicar impuestos a la exportación entre las partes, a fin de asegurar abasto suficiente de bienes de consumo, insumos y materias primas de calidad, a precios competitivos. Actualiza las disciplinas que regulan la aplicación de restricciones a la importación y a la exportación de bienes. Se evitan limitaciones a la importación de productos mexicanos en los mercados de América del Norte. Se preservan las reservas para la aplicación en México de restricciones en materia de hidrocarburos, a efecto de garantizar la soberanía nacional sobre los recursos energéticos en territorio nacional. Se actualizan las disciplinas aduaneras y se establece la transparencia en los procedimientos de licencias de importación y exportación. Reconoce que las pequeñas y medianas empresas contribuyen significativamente al crecimiento económico, del empleo, al desarrollo de la comunidad, a la participación de la juventud y la innovación.

Incluye los derechos de los tres países para establecer prioridades legislativas y regulatorias, a fin de proteger objetivos legítimos relacionados con salud pública, seguridad, protección del medioambiente, conservación de los recursos naturales no renovables, integridad y estabilidad del sistema financiero.

Este instrumento comercial tripartita promueve la protección y observancia de los derechos laborales, el mejoramiento de las condiciones de trabajo, así como la cooperación en este tipo de asuntos. De la misma manera, impulsa la transparencia, el buen gobierno y el Estado de derecho, con el objetivo de eliminar el cohecho y la corrupción en el comercio y la inversión. Reconoce la importancia en el aumento de la participación de los pueblos indígenas. (información tomada del dictamen senatorial). 

Tenemos que ser realistas: un acuerdo comercial se define por el peso específico de los que intervienen en el acuerdo. Algunos analistas nada confiables porque analizan con la víscera, desacreditan a tajo total el acuerdo; otros ven con ojo frío los términos finales que aún no concluye del todo. En un acuerdo jamás, ninguna parte tiene todo lo que quiere ni cede todo lo que el otro quisiera, es un acuerdo y es una construcción política. Finalmente el Presidente López Obrador sacó a relucir su estilo de negociación que dejó fríos a sus adversarios y que ya hay suelo de consensos para el mercado de América del Norte. Eso repercutirá en muchos índices comerciales. O verá.    

“La estrategia en el tratado, es libre y el comercio es universal” Octavio Almada

@octavioalmada1

@ElCobanaro

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