El Cobanaro
Por Octavio Almada Palafox
El momento que redacto esta columna es viernes 17 de abril del 2020. Para esta humanidad, ya tan recargada de entretenimientos en cierto grado hostiles, muchas ficciones basadas en desastres de toda naturaleza, entre ellos la de virus sin control que devastan el entramado civilizatorio, para esta humanidad digo, fue una sorpresa casi insensible que un virus real fuera trastocando cualquier soporte de servicio de salud de todos los países. Estamos ahora siendo testigos del nacimiento de una amenaza sanitaria que estalló en China, un país que considerábamos muy lejano. Todavía en diciembre nos llevábamos por nuestros ritos y costumbres. Ahora el virus nos tiene cercados, encerados, asustados e inusitadamente informados. Es un virus cuya trayectoria está siendo seguida minuto a minuto en sus derivaciones locales. La tan ansiada modernidad se está comiendo la cola pues su dictado de movilidad atropellada ha sido la fuente de distribución del virus que ya lo tiene tocando nuestras puertas. Este es un virus que ha encontrado varias plataformas favorables para su reproducción veloz: los procesos sociales, los culturales, las políticas públicas, la economía de mercado, la cultura de la humanidad han sido todos propicios para una expansión aterrorizante.
Sí, estamos viviendo sobre una serie de errores fatales de la civilización y el virus Covid 19 está
propiciando una sorpresa y regaño mayúsculo a nuestros procederes como sociedades.
Vemos desde nuestra impotencia personal como los países se enfrascan en batallas desesperadas para atender a los infectados que se multiplican día a día. México toma lección de ello con los recursos que dispone y con los que reencauza para atenuar los daños por venir. Sin apoyo de una oposición anestesiada de indolencia, el Presidente de la República diseña una estrategia para mitigar la inmensa letalidad del virus.
Pero mientras estamos en el centro de los sucesos y a punto de entrar a la fase tres escuchamos del Presidente en la conferencia de este viernes una convocatoria a reflexionar sobre las lecciones del virus, sobre las enseñanzas que debemos de generar los humanos para encontrar los nuevos caminos que debemos de tomar si deseamos que las generaciones inmediatas tengan posibilidades de sobrevivencia. En esta conferencia se anunció una propuesta a las naciones que fue bien recibida por 160 países para garantizar acceso a medicamentos, vacunas y equipo médico. México a la vanguardia de propuestas de solidaridad.
La primera gran lección es el reencauzamiento de los presupuestos nacionales. Dineros militares que se enfoquen a servicios médicos sociales, investigaciones, búsqueda de estrategias de colaboración. El virus está demostrando que no se puede actuar aisladamente
Reorientar los sistemas alimentarios para que no generen enfermedades sociales como la obesidad, la diabetes. Tienen que desaparecer las bebidas de alta azúcar, los alimentos procesados. Recordemos que en México hay una lucha por colocar etiquetados preventivos a los alimentos pero los empresarios se resisten a ello; seguir el ejemplo mexicano ideado por el Presidente de distribuir la riqueza mediante una estructura de programas sociales para atenuar la pobreza. Reestructurar y ejecutar proyectos de dispersión del hacinamiento de las ciudades. La densidad poblacional, la concentración de personas en pequeños espacios es una bomba de tiempo y un nicho de dispersión ideal para los virus. Desarrollar un programa estricto de planificación familiar. Neutralizar decididamente las fuentes noticiosas de intención política que pretenda generar caos en la información mediante noticias falsas. Desarticular los sistemas económicos que generan una injusta concentración de la riqueza. Reorientar los sistemas escolares: Crear una legislación mundial de colaboración de investigaciones sociales para encontrar causas de deterioro social, ambiental, moral, seguridad pública y formas de contener o inhibir las crisis por venir. Este grupo debe crear un sistema de alertas de toda naturaleza, incluida la de tradiciones, costumbres que son nocivas para el planeta como son los consumos nocivos de
alto impacto. Servirse de la experiencia del confinamiento para rediseñar horarios, sistemas laborales, sistemas de movilidad, de vigilancia, de monitoreo social. Asimismo rediseñar sistemas legislativos que están protegiendo o cultivando lesiones sociales y ambientales, laborales, de inequidad entre géneros, de violencias.
México está dando luces de cómo resarcir del inmenso daño que propician los sistemas políticos que se levantan sobre sistemas económicos que obedecen a leyes de mercado salvaje.
Este virus, pues, tiene la facultad de aliviar la ceguera humana de todo el mal que está creando en la naturaleza y en su propia especie, el chiste es que hagamos caso y reconozcamos que el neoliberalismo es el enemigo a vencer, a desaparecer. La insistente vehemencia del Presidente López Obrador por acusar al neoliberalismo mexicano e internacional de los daños letales a la humanidad tiene que ser escuchada. Mire, ahora apenas entramos a la fase tercera de la pandemia en nuestro país, vienen tiempos muy difíciles y solo la disciplina amortiguará el golpe del virus. Les deseo salud y colaboración con lo que tenga, con lo que pueda, con lo que se deba. No saldremos de esto con actitudes egoístas, solo saldremos si actuamos coordinadamente, sin miedo, con valentía, con entrega, como lo hemos hecho siempre. Certifiquemos las noticias para que no nos engañen, denunciemos y tengamos cuidados totales.
‘El virus más letal es la indiferencia y el protagonismo ” Octavio Almada
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