Perseverancia y muchos sueños guardados en una mochila es lo que impulsa a Ángel Trinidad Valenzuela pintado como payasito a salir todos los días en busca de ganarse unos pesos que al final del día en Ciudad Obregón le permita dónde poder pasar la noche e ingerir algún alimento.
Hace tres meses salió de su natal Huatabampo en busca de mejores oportunidades, y Ciudad Obregón lo acogió.
“Allá en Huatabampo no es la misma, esto me tiran con ellos, y aquí la gente dice mira una bomba, un bombo, me aceptan más que allá, trabajaba lavando carros en los autobuses, lavando camiones, vine a buscar la patadita que todos buscan el momento que todos buscan, la gente es bien chila aquí, no te dejan valer chetos, te miran tirado y sí te dan la mano”
“Un día un camarada que es payaso me invitó y miré la sonrisa, que las personas que menos piensas se ríen, se suben a su carro y yo sé que les quité el mal día”
Sus ganas de salir adelante y poder cumplir sus sueños y anhelos lo llevaron a abandonar su lugar de origen, sin importar las barreras, tristeza, nostalgia, y un corazón destrozado como en algunas ocasiones inicia y finaliza su jornada.
Su mayor sueño; regresar a Huatabampo y reencontrarse con su madre.
“Busco la felicidad, llenar el vacío que muchas veces queda por cosas que pasan y llegar a mi pueblo un día con lo que necesita mi familia, mis hijos más bien, y mi mamá, que vea un hijo realizado, no quiero que se me vaya sin ver que hice algo por mi”
Como Ángel, son muchas las personas que salen de su ciudad con la esperanza de tocar el corazón de las personas y ganarse unas monedas, realizando un oficio como el de payaso, aunque en muchas ocasiones son denigrados, e ignorados.
“yo les digo que tomen lo mejor de lo que miren, lo malo no es malo es una enseñanza, y si ves un payaso salado ríete porque él está haciendo lo posible por hacerte reír, y si no te ríes a lo mejor ese payaso dejar de existir”
Para Éxodo radio, Columba Chávez